viernes, 21 de octubre de 2011

Día 8, Odaiba y Oedo-Onsen

Llegar al hostal a las 6:00 de la mañana no es lo mejor para levantarse temprano al día siguiente y pegarse una gran caminata recorriendo la ciudad y viendo cosas, así que teniendo en  cuenta la noche anterior en Roppongi, pensamos que lo más acertado sería levantarse hacia el mediodía y hacer algo relajante después. Ese “algo relajante” era la isla artificial de Odaiba.

Vista aérea de la isla de Odaiba

Decidimos levantarnos a una hora que exactamente no recuerdo, pero lo que si se es que a Pablo le debió sonar el despertador en su cama-cápsula y subió a nuestra habitación a ver si ya nos habíamos despertado. Sin embargo, al llegar vio que aun estábamos dormidos y no se le ocurrió mejor cosa que tirar un futón al suelo entre el de Ibon y el mío y echarse ahí a dormir sin decirnos nada ni despertarnos. El resultado esta claro cual fue: terminar despertándonos hacia las 2 del mediodía (unas 3 horas más tarde de lo previsto) con Pablo quitándonos la almohada y la funda nórdica intentando taparse el y dejándonos a nosotros sin nada con lo que abrigarnos.


Puesto que nuestro plan iba con un más que ligero retraso, desayunamos (si, a las 2 del mediodía) a todo correr, nos duchamos, nos preparamos y salimos rápidamente del hostal para coger el metro que nos llevase hasta la estación “Shiodome”, desde la que se puede coger el tren elevado (Yurikamome) que va hasta Odaiba. Aunque se le suele llamar Monorail no lo es exactamente, ya que los vagones tienen ruedas de goma y en vez de ir sobre unos raíles, van sobre una especie de “carretera” elevada con paredes de la cual el tren no puede salirse.


Existen varias maneras diferentes de llegar hasta Odaiba. Se puede ir en coche o autobús cruzando el Rainbow Bridge o alguno de los túneles que unen la isla con Tokyo por debajo del mar, o también se puede coger desde Tokyo un barco que cruce el canal, pero sin duda la forma más curiosa de llegar es en el tren elevado. Además, está totalmente controlado por ordenador, y al no tener conductor puedes ponerte en el primer vagón y tener estas espectaculares vistas durante el trayecto.


Tras unos 10 minutos de viaje en el “monorail” llegamos a Odaiba. Aunque en sus orígenes fue construida como una serie de seis fortalezas destinadas a proteger Tokyo de los ataques que se hacían a través del mar, hoy en día es una isla artificial destinada al ocio y al entretenimiento. A parte del peculiar edificio de los estudios de televisión Fuji TV podemos encontrar, entre otras muchas cosas, numerosos centros comerciales y de ocio, discotecas, el Museo Nacional de Ciencia Emergente e Innovación y las aguas termales de Oedo-Onsen-Monogatari, a las cuales teníamos planeado ir a última hora.

Así pues comenzamos a recorrer la isla. Lo primero que hicimos fue ir hacia el paseo marítimo, desde donde se pueden ver unas bonitas vistas con la ciudad de Tokyo de fondo, y en el que también hay una réplica de la Estatua de la Libertad. Siguiendo el camino se llega a la playa artificial de Odaiba, en la que no es muy recomendable bañarse. Para cuando llegamos allí ya había anochecido, así que decidimos entrar a uno de los centros comerciales para echar un vistazo.


Tras un rato viendo tiendas salimos del centro comercial con la idea de ir hacia el Onsen, pero nada más salir nos topamos con una feria de gastronomía mexicana donde vendían nachos, fajitas, burritos y demás. Como eran alrededor de las 7 de la tarde y habíamos desayunado únicamente unas galletas y unos zumos en el hotel, en uno de los puestos compramos unos burritos, y en otro una ración de nachos. Estuvimos un rato hablando con el dueño del puesto de los nachos, y resulta que su familia era de ascendencia vasca, concretamente de Bilbao, y nos estuvo preguntando sobre la gastronomía de aquí y tal.


Después de coger fuerzas fuimos siguiendo el recorrido del tren Yurikamome hasta llegar al Onsen, que estaba como a un kilómetro de los centros comerciales. Un Onsen es lo que aquí vendrían a ser unas termas, como puede ser La Perla en Donosti, pero con la peculiaridad de que si tienes pensado ir no hace falta que lleves nada, básicamente porque te metes al agua sin bañador ni gorro de piscina. Además, ellos te dejan el jabón y la toalla para ducharte y secarte después. El único inconveniente es que se supone que esta prohibida la entrada a todo aquel que tenga algún tatuaje, ya que antaño estaban relacionados con los miembros de la Yakuza o con personas que habían estado en prisión. Afortunadamente, aunque Pablo tiene uno, no nos dijeron nada.

Así pues entramos en el recinto, dejamos las zapatillas en una taquilla y nos dirigimos hacia la taquilla para comprar los tickets. La entrada cuesta unos 1600 yenes y puedes estar en el Onsen todo el tiempo que quieras. Esta abierto todo el día e incluso puedes pasar la noche en las cápsulas que tienen allí, aunque para eso supongo que habrá que pagar un extra.

Lo primero que debes hacer al entrar es dirigirte a un mostrador en el que te dan un yukata, que es como una especie de bata tradicional japonesa, y entrar a un vestuario para cambiarte. Allí te quitas todo excepto la ropa interior, te pones el yukata y dejas todas tus pertenencias en la taquilla que se corresponde con la llave que te dan en la entrada. Esta llave tiene además un código de barras que ya explicaremos más adelante para qué sirve.


Nada más salir del vestuario nos encontramos con una sala enorme en la que está recreado un pueblo tradicional japonés, con sus casas, tiendas y restaurantes, y es una sensación bastante curiosa y chocante, aunque muy agradable, el encontrarte aquello cuando lo que realmente esperas ver son unos baños termales. Llama la atención ver a toda la gente vestida con el yukata y descalza pasear entre las calles y restaurantes. Y en ese momento comprendimos por qué se dice que el Oedo-Onsen-Monogatari es como una especie de “parque de atracciones”: el concepto que tienen allí de ir a un Onsen no es como el que tenemos aquí de ir a unas termas, el de ir, bañarte y volverte a casa. La gente va allí a pasar toda la tarde, bañarse, salir a la zona de restaurantes a tomar algo, bañarse de nuevo, cenar… Y es que esta todo perfectamente pensado. Ni siquiera hace falta ir con dinero encima, ya que si consumes algo en alguno de los restaurantes o compras algo en alguna tienda, basta con dejarles que te lean la pulsera con el código de barras y listo. Al salir del Onsen, cuando ya te has cambiado y has cogido todas tus cosas, te leen nuevamente el código de barras de la pulsera y es entonces cuando pagas todo lo que hayas consumido dentro. Vamos, que son todo comodidades hacia en cliente.


Volviendo a nuestra experiencia, tras inspeccionar, dar unas vueltas y sacarnos algunas fotos en el “pueblo”, decidimos ir hacia los baños. Antes debes pasar por un vestuario en el que te proporcionan una toalla para secarte después y en el que, ahora si, debes quitarte todo, yukata y ropa interior. Una vez hecho esto, entramos en la sala en la que se encuentran las piscinas de agua caliente. La verdad es que al principio te sientes un poco extraño por la situación, pero enseguida te olvidas del hecho de que no llevas nada y te limitas a relajarte.

Hay dos zonas de baño, una interior y otra exterior. En la zona interior hay unas 6 piscinas con diferentes chorros y temperaturas (5 de agua caliente y una de agua muy fría) y una sauna seca en la que, la verdad, aguantamos poco rato, ya que estaba a 80 grados. En la zona exterior hay unas tumbonas y un par de piscinas de agua caliente hechas como de forma artesanal con piedras. Debe haber otra zona exterior a la que nosotros no fuimos, en la que hay unas piscinas de muy poca profundidad con piedras en el fondo para masajear los pies.


Estuvimos cerca de un par de horas yendo de piscina en piscina y cuando nos sentimos lo suficientemente descansados fuimos hacia las duchas. Como no podía ser de otra forma, las duchas no eran convencionales, sino que eran como unos compartimentos individuales en los que había un taburete, un grifo, un cubo, jabones, una manguera de ducha y un espejo en el frente. Por lo tanto te duchabas sentado, sin importar lo que mojases ni dónde cayese el agua. La verdad es que era una gozada enjabonarte el cuerpo y la cabeza, llenar el cubo de agua y echártelo por encima para aclararte.

Tras la ducha pedimos pulpo, calamares, brochetas de pollo y, como no, arroz para cenar y hacia las 11 y media de la noche salimos de Onsen. Los tres coincidimos en que nunca nos habíamos sentido tan relajados y limpios como en aquel momento, por lo que desde aquí recomendamos encarecidamente la visita al Oedo-Onsen-Monogatari de Odaiba.


Con el tiempo echándosenos encima, cogimos el tren elevado hasta la estación de Shiodome y desde allí el metro que nos llevase hasta el hostal. Llegamos relativamente pronto (comparado con otros días) y nos fuimos directos a la cama para descansar, ya que el sábado nos esperaba un duro día: Nokogiriyama.


Nota: Para todos los pervertidos que estéis comprando ya un billete a Tokyo con la única intención de ir al Onsen a ver mujeres desnudas, ¡los baños termales no son mixtos!

8 comentarios:

  1. Que preciosas las fotos y el video tambien! oye y que bien os queda el Yukata, estais muy guapos =)

    P.D: me encanta vuestra nota jajajajajajaja

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  2. Genial entrada. Me apunto la visita en "futuras visitas tokiotas" jeje. Un saludo.

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  3. hola genial el blog, felicidades! Tenia una pregunta, si voy con mi marido, y no son mixtos, que hacemos??cada uno por su lado y Dios con todos???

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  4. Muchisimas gracias! En el de Odaiba por lo menos sí, pero existe también una parte del onsen donde es mixto. Pero es únicamente para meter los pies. Te dejo una imagen donde podrás apreciar con mas detalle:

    http://farm6.staticflickr.com/5214/5388669221_cd28355bb7_z.jpg

    Además de eso tenéis la zona donde se puede cenar / comer.

    Sinceramente, os aseguro que no vais a querer salir de las termas, a pesar de estar separados jejejee

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  5. como los envidio, ¬¬ de una forma positiva claro esta, pero igual los envidio XD

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    1. jejjee te entendemos perfectamente, si hasta nosotros nos damos envidia cuando vemos nuestro vídeos

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  6. Y al final con el tiket de entrada y la cena, cuanto les costo todo ?

    P.d: El Yukata no te lo puedes llebar de recuerdo ?? o lo puedes comprar ?? xD

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    1. Los Yukatas se podían comprar. En total creo que nos salió por unos 30€

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