El sábado amanecimos relativamente temprano y totalmente descansados gracias a los revitalizantes efectos del Onsen de Odaiba, lo cual nos permitió afrontar con bastante entusiasmo la excursión a Nokogiriyama, donde se encuentra el Buddha más grande de Japón. Sin embargo, lo que prometía ser una excursión prácticamente desconocida tanto para turistas como para locales (dada la poca información que habíamos encontrado sobre ello y lo que relataban algunos blogs de internet), resultó ser casi como una “peregrinación”, dada la cantidad de gente que encontramos allí. Comentaremos esto más detalladamente durante el resto de la entrada.
Hacia las 08:30 de la mañana salimos del hostal para coger el metro que nos llevase hasta Shinjuku. Una vez allí comenzaba lo complicado. Debíamos coger una serie de metros y trenes que nos llevasen, primero, hasta el pueblo costero de Kurihama para, desde allí, coger un ferry que nos llevase al otro lado del canal de Uraga, hasta la pequeña aldea de Hamakanaya. (No nos enrollaremos dando demasiados detalles sobre los trenes que hay que coger y los transbordos que hay que hacer, ya que tenemos previsto hacer unas entradas explicativas proporcionando toda esta información, así como los precios de los viajes).
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Si no podeís esperar a esas entradas, siempre podeís analizar este sencillo plano de los trenes |