jueves, 10 de noviembre de 2011

Día 10, Parque Yoyogi (AKA... The Walking Dead)

He aquí el resumen de un día totalmente atípico y bastante suicida.

Como recordaréis por la anterior entrada del “diario de viaje”, el día anterior había sido bastante completo, levantándonos muy temprano para ir a Nokogiriyama, andar todo el día por el monte, salir de fiesta por Shibuya y ¡hasta estar en una fiesta de cumpleaños con desayuno y purikura incluido! Todo esto había hecho que llegásemos al hostal hacia las 9 de la mañana.


La “noche” (o el día, ya no se ni como calificarlo) parecía haber llegado a su fin, pero de camino al hostal se nos fue ocurriendo una “brillante” idea, la cual consistía en alquilar bicis en el hostal según llegásemos e ir a los jardines y campas del Parque Yoyogi a dormir, aprovechando que hacía un tiempo realmente bueno. De esta forma, descansaríamos unas horas allí y después podríamos aprovechar la tarde, ya que de habernos ido a la cama a las 9 de la mañana, habríamos perdido todo el día. Además, como estábamos obligados a devolver las bicis a las 18:00, podríamos meternos temprano a la cama. En nuestras cabezas era un plan genial.


Así pues, llegamos al hostal, saludamos al recepcionista (que nos miró con cara rara como diciendo: ¿de dónde vendrán estos a estas horas?) y subimos a la habitación para al menos asearnos un poco, cambiarnos de ropa y coger unas toallas en las que tumbarnos. 10 minutos más tarde estábamos de nuevo en la recepción pidiéndole al hombre 3 bicis. Su cara de incredulidad era todo un poema, y la verdad es que no es para menos, pero a decir verdad, las nuestras no debían ser mucho mejores…


Una vez alquiladas las bicis nos pusimos en marcha y comenzamos a pedalear hacia el parque yoyogi, que estaba como a unos 4 kilómetros del hostal. Al llegar, dejamos las bicis en la entrada y nos adentramos en el parque con la intención de encontrar los jardines lo antes posible para poder tumbarnos y dormir. Sin embargo, nuestra búsqueda se alargó mucho más de lo esperado.

Accedimos al parque por la entrada norte, y comenzamos a andar por el camino principal hacia el templo Meiji Jingü, suponiendo que los jardines estarían cerca del mismo. Sin embargo, no encontramos una zona ajardinada por ningún lado así que seguimos caminando mientras nuestros ojos cada vez iban cerrándose con más frecuencia al mismo tiempo que andábamos. El cansancio iba apoderándose de nosotros y nuestros pasos cada vez eran más torpes, haciendo que nos tambaleásemos de un lado a otro cual zombies. (Seguro que todos habéis sentido esa sensación alguna vez).

Encontramos un mapa y tras observarlo un rato cogimos el camino que pensábamos que era el correcto. Desgraciadamente, nuestras capacidades orientativas estaban gravemente perjudicadas por el cansancio y una vez más nos volvimos a equivocar, ya que al parecer habíamos estado dando vueltas en círculos rodeando el Meiji Jingü hasta volver a llegar a el una vez más. Sin embargo esta vez era diferente, ya que nada más cruzar las puertas del templo nos encontramos con una boda tradicional japonesa. La situación había llegado al punto de no saber si estábamos soñando, si todo era una broma o si realmente había una pareja a punto de casarse delante nuestro.


Al enésimo intento, cuando el cansancio estaba a punto de hacer que nos rindiésemos, por fin encontramos una campa bastante extensa en la que poder tumbarnos a descansar. Extendimos las toallas y nos quedamos dormidos al instante. La verdad es que nos vino realmente bien descansar y dormir ese rato, a pesar de que los bichos, libélulas y demás hacían que nos despertásemos de vez en cuando.

Hacia las dos y media del mediodía nos despertamos definitivamente y como a pesar de seguir cansados ya habíamos recuperado algo de fuerzas, decidimos ponernos en marcha y aprovechar lo que nos quedaba de tarde. Así pues, fuimos hasta donde habíamos dejado las bicis, las cogimos, y pedaleamos hasta Takeshita Dori, ya que queríamos hacer algunas compras.

Dejamos las bicis al lado de la estación de Harajuku y, tras haber comprado algo para comer en un supermercado, comenzamos a caminar por la enorme calle comercial y a entrar en diferentes tiendas. Tras un buen rato por la zona y después de algunas compras, volvimos hasta donde habíamos dejado las bicis con la idea de cogerlas e ir hasta Shibuya para dar una vuelta.

Sin embargo, para cuando las cogimos ya eran más de las 4 y media de la tarde, y teniendo en cuenta que teníamos que devolverlas en el hostal a las 18:00 y que teníamos una media hora de camino para volver, decidimos quedarnos por la zona del Parque Yoyogi. Como dato curioso cabe decir que mientras estábamos de compras nos pusieron una “multa” en las bicis por dejarlas aparcadas en la acera. Afortunadamente era simplemente una advertencia y no tuvimos que pagar nada.

¿Alguien con conocimientos de japonés nos puede traducir la "multa"?
 
Pensamos durante un rato a dónde podíamos ir y nos dimos cuenta de que aun no habíamos visto a los famosos rockabilly, así que decidimos buscarlos y comprobar si a esas horas todavía seguirían bailando. Cogimos las bicis y tras andar un rato llegamos a una explanada que estaba a la entrada de un parque, y allí estaban.

Tras estar un rato viéndoles, entramos en el parque, que resultó ser el propio Parque Yoyogi, pero la zona que está más al sur. Resulta que el parque esta dividido en dos zonas. Una de ellas (la parte norte, de la que hablamos al principio de la entrada y donde estuvimos descansando) es como un bosque, con infinidad de árboles y pocas zonas con hierba. Sin embargo, la otra zona tiene enormes jardines y lagos en los que la gente se reúne para practicar artes marciales, yoga, clases de baile o cualquier deporte. En resumen, que ésta era la zona a la que teníamos que haber ido a la mañana a descansar.


Fue una pena, pero enseguida empezó a anochecer y se nos echo encima la hora de volver al hostal, por lo que no pudimos disfrutar de esa parte del parque tanto como nos hubiera gustado.


Al llegar al hostal dejamos las bicis en la recepción y nos fuimos a comprar algo para cenar. Como ya eran las 7 de la tarde, cogimos el portátil y, mientras cenábamos, vimos el partido de nuestro equipo, la Real Sociedad, que jugaba a las 12:00 hora española. ¡Por una vez los horarios raros de la liga sirvieron para algo!

Como no podía ser de otra forma perdieron, y poco después de que terminase el partido nos fuimos a la cama, que entre una cosa y otra llevábamos cerca de 40 horas despiertos habiendo dormido solo 30 minutos en el ferry de vuelta desde Hamakanaya hasta Kurihama y unas 3 horas en el Parque Yoyogi.

3 comentarios:

  1. menuda historia jajajaja...yo estaria en estado de zombie total! sois unos maquinas aguantando tanto =)

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  2. El aviso dice simplemente que no se puede aparcar ahí la bici y poco mas xD Supongo que debe decir también que os informéis de dónde se puede dejar, bla bla bla.

    Lo bueno de Japón es que siempre avisan antes de poner multas por que sí.

    Saludos ^^

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  3. q raro la real perdiendo.Ya he visto el video de este dia y bastante buena,sobre todo el personaje del azul.Eso no es ni bailar ,ni mover los huesos artrosiados que tenia el tio.DABA MUCHO MIEDO.Simplemente eskerrik una vez mas, y espero vuestro siguiente video con la misma ilusion q esta.No creeis que os habeis pasado recortando este video? jeje.La proxima vez mas y mejor!!

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